Los frutales

Hubo una época en la que proliferó la siembra de árboles frutales: cerezos del gobernador jaboticaba, mangos, guayabas, madroños y nísperos, principalmente, que aún hoy deleitan y enriquecen el espíritu y los paladares de niños, abuelos, pájaros y mariposas.
Por la autopista, costado occidental, es común ver a los transeúntes subirse a los guayabos. En la avenida Colombia hacia la 65 y en Las Vegas, los mangos se convierten en una solución económica momentánea.
Pero en muchos casos cuando no están en el sitio indicado se pueden convertir en un problema. "Por ejemplo la palma de coco es muy bonita pero al caer los frutos se vuelve peligrosa, pueden aporrear una persona o dañar un carro", explica Antonio López, tecnólogo agropecuario.
Además pueden convertirse en un conflicto a la hora de cogerlos si no se hace de la manera adecuada.
"Hay muy poca flora nativa y hay un trabajo por hacer desde nuestros herbarios porque son muy pocos los que quedan, de acuerdo al último inventario que se hizo", señala Angela Uribe, funcionaria de la Secretaría de Obras Públicas.
El Área Metropolitana iniciará un estudio de identificación de los árboles de Medellín: su estado fitosanitario, altura, si hay que hacer reposición, con el fin de planificar la intervención futura.
Ahora con el proyecto de convertir Carabobo en pasaje peatonal. "Esta zona, de mucho cemento, necesita árboles frondosos que den más frescura y sombra", afirma Gabriel Maya.
El árbol es el rey del entorno urbano, el purificador del aire y el alimento del espíritu ciudadano.